en la vida se viven tantas situaciones que nos traen felicidad y tristeza y cuando un momento doloroso llega para quedarse y penetrar hasta lo más profundo del Ser, es entonces cuando es mejor quedarse muy quietos mirando hacia adentro de la penunbra que inunda cada rincón del Ser sin distinguir aún si es el atardecer o un atisbo de amanecer. Inmóviles esperando un pequeño milagro, quietos para sentir las señales, deseosos de un Gran Despertar
y en la quietud de cuerpo y mente tal vez asome el Espíritu
tal vez nos traiga un regalo
quizá una promesa
o un poco de luz y color
podría ser también un nuevo amacer pleno de colores y de alegría, una nueva esperanza que nos sorprende, la certeza de algo que llega para abrazarnos con ternura y emoción, con respeto, confianza, comunicación, compromiso, compañerismo, amistad y entrega para dar y recibir
que así sea